La historia de Joshua Ramos
Joshua Ramos, 38 años, refugiado hondureño. Profesor de baile en Abrazo Cultural.
Joshua se instaló en Barcelona para huir de las situaciones de peligro en su país natal. Nacido en Honduras, él desarrolló una pasión artística por el baile, la música y el teatro. A los 12 años, creó un grupo de baile que realizaba espectáculos en varios países de América Latina. Joshua también participaba en diferentes proyectos caritativos en las calles hondureñas, y al mismo tiempo, estudiaba Filología en la universidad.
Hace cuatro años que el bailarín vive en España. Joshua colabora como voluntario con asociaciones como ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), la Fundación Discapacidad, la Fundación Prevent.
Joshua sueña en ser educador social: “quiero desarrollar la socialización de los mayores y MENAs (Menores Extranjeros No Acompañados)”.
Gracias a la novia de una de sus diecisiete sobrinas, Joshua llegó a Barcelona: “Ella se dio cuenta de mi situación. Me trajo a su país, me prestó dinero y me acogió en su piso. Viví con ella durante tres meses y luego, alquilé una vivienda con dos miembros de mi familia”. Pronto, se enfrentó a varios problemas en su vida diaria: “falta de empatía con los refugiados, mucha gente piensa que robamos el dinero del estado.
Sufrí prejuicios por mi situación y tuve que escuchar comentarios racistas. Sin papeles, es muy difícil encontrar un empleo. Por eso, los refugiados a menudo aceptan un trabajo que nos explotan, y eso nos afecta«.
Con el soporte de algunas organizaciones, Joshua pudo tirar para adelante: “la asociación CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), la Cruz Roja y SAIER (Servicio de Atención a los Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados) me ayudaron mucho. Hace cuatro años que solicité la tarjeta roja, pero todavía estoy en la lista de espera. La Comisión Interministerial de Asilo y Refugio en Madrid tiene una multitud de solicitudes que debe tratar. Con el coronavirus, paralizaron todas las citas y las reclamaciones. En mi caso, percibo una ayuda del gobierno con la protección internacional porque no trabajo. Puedo recibir 600€ por mes durante dos años. Hoy en día, estoy buscando un trabajo en administración. Tengo una discapacidad visual desde mi nacimiento que disminuye las oportunidades laborales. Hice varias entrevistas sin suceso”.
Joshua montó un grupo de baile en Honduras y España
“En Honduras, cada pueblo indígena tiene su propio baile que cuenta una historia. Los esclavos de África llamado grifunas fueron deportados por los españoles porque eran más fuertes para la construcción de las infraestructuras del país. Crearon la punta, un baile nacional que explica su vida cotidiana como la fertilización de las tierras o la muerte de uno de ellos. La civilización maya tiene un baile que representa muchos rituales con los fuegos y los sacrificios. Los colonizadores españoles trajeron el baile de salón que se incorpora con los demás bailes hondureños«.
Según sus padres, Joshua baila desde aprendió a caminar. Él cuenta que mirada espectáculos de bailarines en la televisión y soñaba estar con ellos
«Enfrenté obstáculos por mi discapacidad visual, tengo una prótesis en los ojos. La gente me decía “no puedes bailar”. Mis padres no querían que bailara porque les daba miedo que me golpeara o me hiciera daño. Por lo tanto, empecé a los 10 años. Dos años después, creé un grupo de baile en mi escuela. Se llamaba Yaxall Honduras, que significa “los guardianas de los ritmos de la luz” en la lengua indígena de Honduras. Pertenece a la comunidad de los Pech que se sitúa en la zona Olancho. Nos exhibíamos durante el día de la madre y del padre.
Mi familia me acompañaba, tenía una cuñada y tres sobrinas que bailaban conmigo. Éramos veinte cinco personas entre 14 y 17 años. Creábamos la coreografía y confeccionábamos los vestidos. La directora de la escuela decía que éramos muy buenos. Aparecimos una vez en la televisión. Recibíamos invitaciones para presentarnos en los carnavales de otras escuelas, y nos invitaban a otros países como México, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Panama, y Nicaragua. A los 17 años, ya era profesor de baile. Mi mejor momento fue a mis 19 años, cuando me invitaron a producir una obra de teatro de una escuela pobre donde todos los beneficios se devolverían a personas necesitadas”.
Ahora, Joshua tiene un grupo de baile en Barcelona que se llama Balam Kan. Significa “jaguar” en maya. También nos explica más sobre su clase de baile hondureño en Abrazo Cultural: “empiezo con ejercicios de lenguaje corporal proveniente del teatro. Permite conocer a nuestro cuerpo y prepararlo. Luego, sigo con un baile latino, como bachata, merengue, o salsa. Bailar sube la confianza y rompe con los estigmas. Las clases son muy participativas y divertidas”.
Participa de nuestras actividades y descubre el artículo de Olena Fedchenko sobre el baile ucraniano.
Autora: Christèle Cruzel
Estudiante en Máster de Periodismo de Viajes en Barcelona y blogger en Testimonios de Barcelona y Revista RGB, esta francesa se apasiona por el baile, el arte y la fotografía.
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